Científicos construyen un robot para rastrear las redes comerciales entre plantas y hongos, revelando las cadenas de suministro subterráneas de la naturaleza
resumen
Mediante el seguimiento de medio millón de autopistas fúngicas y los flujos de tráfico dentro de ellas, los investigadores describen cómo las plantas y los hongos simbióticos construyen cadenas de suministro eficientes.
El equipo construyó un robot de obtención de imágenes que les permitió recopilar datos de microscopía de 100 años en menos de 3 años
El trabajo avanza en la comprensión de cómo los hongos trasladan cada año miles de millones de toneladas deCO2 a los ecosistemas subterráneos
Una nueva investigación publicada en la revista científica Nature ha utilizado robótica avanzada para rastrear las cadenas de suministro hipereficientes que se forman entre las plantas y los hongos micorrícicos a medida que intercambian carbono y nutrientes a través de las complejas redes vivas que ayudan a regular la atmósfera y los ecosistemas de la Tierra.
Entender el comercio entre plantas y hongos es urgente porque estas redes fúngicas arrastran al suelo unos 13.000 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivale a ~1/3 de las emisiones mundiales relacionadas con la energía. Más del 80% de las especies vegetales de la Tierra forman asociaciones con hongos micorrícicos, en las que el fósforo y el nitrógeno recogidos por los hongos se intercambian por carbono vegetal. A pesar de su importancia mundial, los científicos no entendían cómo estos organismos sin cerebro construyen cadenas de suministro expansivas y eficientes a través de sus redes subterráneas.
El equipo internacional de 28 científicos descubrió que los hongos construyen una red micelial en forma de encaje que desplaza el carbono desde las raíces de las plantas en una formación ondulatoria. Para apoyar este crecimiento, los hongos mueven recursos desde y hacia las raíces de las plantas mediante un sistema de tráfico bidireccional, controlando la velocidad y la anchura del flujo de estas autopistas fúngicas según sea necesario. Para buscar más recursos, los hongos desplegaron ramas de crecimiento especiales como "pathfinders" microscópicos para explorar nuevos territorios, favoreciendo al parecer las oportunidades comerciales con futuros socios vegetales frente al crecimiento a corto plazo en el entorno inmediato. Los investigadores describen cómo estos comportamientos parecen estar coordinados por "reglas" locales sencillas que impiden al hongo "construir en exceso" y definen una "estrategia de onda viajera" única para el crecimiento, la exploración de recursos y el comercio.